Persépolis | ||
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Persépolis Persépolis (Tajt-e Yamshid) es un enorme y magnífico complejo palaciego cuya construcción comenzó en el año 512 a.C y su inauguración tuvo lugar 150 años después. Persépolis se ubica dentro de un área amplia que de un lado se asoma a Kuh-evv Rahmat y del otro a la ciudad de Marvdasht. Estos enormes palacios principescos fueron construidos en las proximidades de la ciudad de Parse y, por ello, los griegos los denominaron Persépolis. La construcción de la obra se inició en la época de Darío I, alrededor del año 518 a.C. Primero, erigieron una alta plataforma sobre la que construyeron la sala de Apadana, las escaleras principales y el palacio de Tachara. Después de Darío, su hijo, Jerjes, fundó Hadish (o palacio de Jerjes) y propuso la construcción del Palacio de las Cien Columnas, el cual fue concluido por el rey Artajerjes I.
stos edificios fueron levantados sobre cimientos construidos a base de enormes bloques de piedra, extraídos de la montaña. Persépolis se construyó en un área de 13 hectáreas. Los materiales más importantes utilizados en la construcción de Persépolis son: la piedra, el adobe, el ladrillo, el yeso, la madera, el hierro, y metales preciosos (oro, plata, cobre) y semipreciosos (marfil, lapislázuli, ágata, etc). En algunos casos el espesor de las paredes de Persépolis fue de 5,5 metros y el peso de las rocas utilizadas alcanzó las 45 toneladas. Persépolis contaba con su propio sistema de ventilación y calefacción. El clima templado de la llanura verde de Marvdasht, los techos muy altos, los vastos espacios, las puertas abiertas y las múltiples ventanas de la edificación, refrescaban el ambiente de Persépolis en verano, mientras que las paredes de ladrillo, las capas de yeso que constituían un aislamiento térmico, las largas y gruesas cortinas moradas, así como la techumbre de madera, evitaban que el frío se colase por los rincones en invierno. Persépolis también tenía un sistema de agua y alcantarillado, en torno a lo cual se ha descubierto hace poco la existencia de un sistema de tuberías subterráneas de una longitud más de 2 km. La arquitectura aqueménide se caracteriza por la adaptación y mezcla de estilos arquitecticos de Babilonia, Asiria, Egipto, las ciudades griegas de Asia Menor, el pueblo de Urartu, dando lugar a un estilo propio y característico; y con la construcción de este gran complejo palaciego, el Imperio Aqueménide quiso mostrar al mundo la grandeza de su dinastía. A finales del año 1312 del calendario solar, gracias a las excavaciones que se realizaron en la zona correspondiente a las fortificaciones del ángulo noreste de la terraza de Persépolis, se descubrieron unas 40.000 tablillas de arcilla, sobre las cuales había escritas algunas palabras en elamita (lengua de los cancilleres). Después de estudiar el contenido de dichas tablillas, se ha descubierto que en ellas aparecían reflejados los pagos realizados en Persépolis. Algunas de las tabillas están en persa y otras, escritas en caligrafía elamita. Con el descubrimiento de estos documentos, Persépolis ganó cierta reputación, porque antes de ello se creía que los palacios de Persépolis, como las pirámides de Egipto, fueron construidos bajo la tiranía, la opresión y el trabajo forzoso. Pero en las tablillas se especifica que los obreros, carpinteros, albañiles, arquitectos e ingenieros que participaron en la edificación de este complejo palaciego recibieron una remuneración a cambio de su trabajo. Las personas que estuvieron involucradas en la construcción de Persépolis procedían de diferentes naciones como Irán, Babilonia, Egipto, Grecia, Elam y Asiria, y todos ellos eran considerados vasallos del Estado Imperial de Irán. Aparte de los hombres, las mujeres y las niñas también trabajaron en la edificación del palacio. A menudo el salario que percibían los trabajadores no era dinero en efectivo, sino que, en algunos casos, era trigo y carne, mercancías que se equiparaban al salario pagado con la moneda corriente que se utilizaba en Babilonia, el “Shekl”. Persépolis no era ni una ciudad, ni un castillo, ni un templo, sino que desempeñaba dos papeles interrelacionados. Primero, debido a que estaba ubicado geográficamente en el centro del Imperio, era el lugar adecuado para acumular la creciente riqueza. Segundo, era el lugar idóneo para celebrar las ceremonias y fiestas importantes de aquel entonces (como Mehregan y las festividades relacionadas con el Año Nuevo).
Según los historiadores de la antigüedad, en Persépolis había más de 120.000 monedas de oro y plata, porcelanas y esculturas, muebles caros, sillones de oro, ropajes y alfombras preciosas de color púrpura, que tras la invasión que llevó a cabo Alejandro de Macedonia, fueron saqueados o devorados por el fuego. Cuando Alejandro entra en Persépolis y contempla la gloria y riqueza de la Dinastía de Aqueménida, ordena a sus tropas saquear y quemar todo lo que encuentren a su paso. De acuerdo con los historiadores, la riqueza de Persépolis, tras el saqueo, fue acarreada por 10.000 caballos y mulas y 5.000 camellos. Después de hacerse con todas las riquezas, Alejandro ordenó quemar la ciudad de Persépolis, la cual ardió durante tres días enteros y el humo que salía de este edificio se estuvo viendo durante 40 días. Los historiadores no se ponen de acuerdo acerca de las causas de esta destrucción; algunos creen que fue un hecho involuntario, mientras que otros piensan que Alejandro y sus compañeros de armas lo hicieron para vengarse del saqueo de la ciudad de Atenas, llevado a cabo por Jerjes I. Hoy en día, de la gloriosa Persépolis solo se puede vislumbrar algo de la grandeza y elegancia de los palacios que componen este monumento. Con todo ello, actualmente, haciendo uso de un mapa historiográfico en el que aparezcan reflejados los detalles de la arquitectura de los edificios y empleando nuestra imaginación, podemos comprender la importancia y magnitud que tuvieran en la antigüedad estos palacios. Una cosa curiosa y a la vez increíble de este vestigio arqueológico es que permaneció sepultado por la arena durante miles años, hasta que a finales del año 1310 del calendario solar fue descubierto de nuevo. Lo que a primera vista atrae al visitante en Persépolis son las inscripciones que datan de la época de Jerjes, pues están escritas en elamita y otras lenguas antiguas. Después de está la colección de los palacios de Apadana, donde la gente era recibida en audiencia por el rey y se llevaban a cabo todas las ceremonias y las celebraciones del estado. En aquel entonces, sin duda alguna, existían grandes cantidades de oro y joyas preciosas en estos palacios, que, obviamente, durante la invasión de Alejandro Magno fueron saqueados. Actualmente, algunas de esas valiosas joyas se conservan en el Museo Nacional de Irán. El más grande de los palacios de Persépolis es el llamado “Palacio de las 100 columnas”, que probablemente es una de las más grandes edificaciones levantadas durante la época aqueménida. Este palacio era utilizado por Darío como sala de reuniones para recibir a la gente. Persépolis se encuentra a unos 57 kilómetros de la ciudad de Shiraz y en el camino desde Shiraz a Isfahán. Una cuestión a tener en cuenta: Los investigadores han llegado a un punto importante e interesante a la vez: si nos fijamos en el mapa del Imperio Aqueménida y trazamos una línea desde el punto más al noreste (Sogdiana) hasta el punto más suroeste (Abisinia), así como una línea desde el punto más noroccidental (Grecia) hasta el punto más al sureste (La India), nos sale una X, y donde confluyen ambas líneas es el lugar donde fue erigida Persépolis. Sahar Mirshahi (Directora de la página Web. Licenciada en Ingeniería Alimentaria por la Universidad Shahid Chamran de Ahvaz) Fuente: página Web “Aftab”. | ||
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