Un repaso a las relaciones entre Turquía y Siria | ||
Un repaso a las relaciones entre Turquía y Siria Tras el derribo del caza del Ejército turco por parte de Siria, todas las miradas se centraron en el endurecimiento de las tensiones en las relaciones entre estos dos países, hecho que provocó muchas ambigüedades y preguntas en los círculos políticos de la región, entre ellas se puede mencionar: si tales tensiones aumentaran aún más, ¿podrían derivar en una guerra total entre Damasco y Ankara? La tensión ha aumentado en un momento en que la política de distensión con los países vecinos era parte de la política exterior del Gobierno turco, liderado por el Partido de la Justica y el Desarrollo, y, por este mismo motivo, había tendido la mano de amistad hacia el Gobierno sirio. Anteriormente, el Gobierno de Ankara se había esforzado mucho por ganarse el apoyo de los pueblos y gobiernos islámicos, especialmente el de Palestina, para poder así incrementar su prestigio y credibilidad política en la región. Pese a todos estos motivos mencionados, nos surge la pregunta de por qué Ankara entró en las ecuaciones complicadas de la región adoptando una postura contraria a los gobiernos de la zona e incluso interviniendo en los asuntos internos de los países. De tal manera que el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, además de describir a Turquía como un país hostil en la región, ha cuestionado la política de Ankara a la hora de sembrar discordia entre los chiíes y los suníes. De hecho, en la última década, Turquía, por un lado, gracias a su posición estratégica y sus avances y desarrollos económicos, ha logrado ampliar sus relaciones con los países de la región, como Siria, mientras que por el otro, ha establecido relaciones de amistad con el mundo occidental y el régimen sionista. No obstante, Turquía y Siria, en los últimos años, han tenido problemas con algunos casos especiales, así como la crítica de Turquía por la presencia de kurdos rebeldes del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) en el territorio sirio, el tema del valle de la Becá, la cuestión del agua y la división de los recursos hídricos como el río Éufrates, que entra en el territorio sirio desde Turquía. Sin embargo, en los últimos años, el Gobierno de Ankara intentó recuperar sus relaciones con Siria, por lo que desempeñó el papel de mediador en el proceso de los diálogos entre Siria y el régimen sionista. El desarrollo de las relaciones entre los dos países mejoró tanto que el primer ministro turco, Recep Teyeb Erdogan, describió los vínculos entre Damasco y Ankara como un ejemplo de amistad en la región. La tensión en las fronteras turco-sirias coincidió con el endurecimiento de la crisis interna siria, cuando una masa de refugiados sirios entró en el territorio turco y el Gobierno de Ankara los acogió y les dio alojamiento. Poco a poco salieron algunos informes sobre la entrega de armas por parte de algunas potencias ultraregionales a través de Turquía y algunos otros países de la región, hecho que intensificó la tensión entre los dos gobiernos. Sin embargo, un rápido repaso al proceso de la política exterior de Turquía pone de relieve que la postura de este país responde al anhelo de Ankara de convertirse en una superpotencia política y económica en la región e incluso reavivar su poder de la época del Imperio Otomano. De acuerdo con algunos políticos, esta postura surge de la idea de Neootomanismo del Gobierno de Ankara, y para materializar esta idea y conseguir prestigio internacional, ha recurrido a diferentes estrategias, entre ellas mantener relaciones multilaterales, al mismo tiempo, con todos los regímenes, países y gobiernos de la región y el mundo, a través de sus lazos bilaterales o su membresía en entidades y organismos regionales y mundiales, como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o la Organización de Cooperación Islámica (OCI), y desempeñar un papel activo como mediador e incluso adoptar posturas simbólicas ante los temas regionales. El Gobierno de Ankara ha justificado que sus políticas y estrategias se adoptan en el marco de conseguir un “poder blando” y fortalecer “el poder duro”, que significa poder militar y económico. Se puede decir que las recientes protestas en algunos países de la región han supuesto una oportunidad de oro para Turquía, a fin de que pueda materializar sus objetivos. Según los políticos, es probable que una de las estrategias que utilice Turquía para convertirse en un ejemplo para los países de la región, sea el “modelo de Democracia y el sistema gobernante de este país”, que pretende desarrollar la idea de separación de la religión de la política. Los esfuerzos de Turquía que, desde luego, cuenta con el apoyo de Occidente, en concreto de Estados Unidos, han contribuido a que este país consiga un relativo éxito en este campo. Por ejemplo, la postura y la visión del líder del partido tunecino Enahda, Rachid Ghanuchi, y el apoyo al partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía se encuentra entre los esfuerzos del país turco. Sin embargo, parece que el Gobierno de Ankara poco a poco está perdiendo su poder e influencia; un poder que radica en el apoyo de Turquía a los palestinos, especialmente ante los ataques de los israelíes a la Franja de Gaza. La muerte de varios ciudadanos turcos a manos de los comandos israelíes en la Flotilla de Libertad, provocó una ola de furia y odio general en la región de Oriente Medio y, como consecuencia una tensión en las relaciones turco-israelíes por el rechazo de este régimen en pedir disculpas a Ankara por el crimen cometido en la Flotilla Mavi Marmara, hecho que causó que Turquía considerase un derecho legítimo en intervenir en los avatares regionales. No obstante, la revelación del alto nivel de relaciones entre Ankara y el régimen de Tel Aviv, la aceptación de Turquía de la instalación del escudo antimisiles de la OTAN en su territorio y la intervención en los asuntos de los países vecinos como Siria e Irak, poco a poco perjudicó la credibilidad política de este país, no solo a nivel regional, sino también dentro de este mismo país. La crisis en la relación entre Turquía y Siria, que les ha llevado a una guerra militar, pone de manifiesto la dañada imagen política de Ankara en la región, de tal manera que el presidente electo egipcio, Mohamad Mursi, en una entrevista concedida a la CNN ha expresado sus dudas respecto a la aplicación del modelo democrático y el sistema de gobierno de Turquía. Asimismo, dentro de Turquía, algunos líderes de los partidos políticos, como el líder del Partido Popular Republicano, Kamal Kilchandar Oglu, ha planteado la siguiente pregunta: ¿La democracia gobernante en Turquía puede ser un ejemplo para otros países?
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