MUHARRAM: UN TIEMPO EN EL QUE LOS CORAZONES SE VISTEN DE LUTO | ||
MUHARRAM: UN TIEMPO EN EL QUE LOS CORAZONES SE VISTEN DE LUTO Muharram (en árabe, محرم) es el primer mes del calendario lunar islámico. El propio término con el que se denomina a este primer mes del año determina el significado del mismo, pues deriva de la raíz árabe haram (حرم), que significa acto ilícito, algo prohibido, pero lo que está verdaderamente prohibido en este periodo es entablar enfrentamiento alguno. Asimismo, es un mes sagrado como se reseña, de forma tácita, en El Corán: “El número de meses, para Dios, es de doce. Fueron inscritos en la Escritura de Dios el día que creó los cielos y la tierra. De ellos, cuatro son sagrados [en alusión a los meses de Muharram, Rayab, Dhul Qa´da y Dhul Hiyya]: ésa es la religión verdadera. ¡No seáis injustos con vosotros mismos no respetándolos!” (Sura 9, aleya 36) Sin embargo, el mes de Muharram es más conocido, principalmente entre los chiíes, porque en este tiempo, concretamente los días noveno y décimo, denominados Tasu`a (en persa, تاسوعا) y Ashura (en persa, عاشورا) -significa décimo en árabe-, jornadas de intenso duelo, se conmemora y recuerda el martirio de Abu-l-Fasl (a.s.) y del Imam Husein (a.s.), ambos nietos del Profeta Muhamad (PB), en el año 680 (61 de la Hégira), en la Batalla de Karbala, junto a 72 de sus seguidores, un combate que duró un total de 10 días. No obstante, para comprender mejor el trasfondo que subyace tras los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar en Ashura, debemos remontarnos en la historia del Islam. Cuando el Profeta del Islam, Muhamad (PB), falleció en el año 632 (11 de la Hégira), la comunidad se sintió dividida acerca de quién sería el sucesor de éste y que funciones debería desempeñar. Mientras los familiares del Profeta (PB) defendía que el propio enviado de Dios había determinado que su sucesor debía ser Ali Ibn Abi Talib (a.s.), otros miembros de la comunidad (Umma) aseveraban que el Profeta (PB) había fallecido sin establecer quién, tras él, dirigiría a los creyentes. Finalmente, los que se oponían a que Ali Ibn Abi Talib (a.s.) fuera el que guiara a la comunidad, lograron sus objetivos y rápidamente nombraron a Abu Bakr cabeza de la Umma, por lo que Ali Ibn Abi Talib (a.s.) tuvo que esperar veinticuatro años para poder dirigir a la comunidad; sin embargo, su liderazgo duró muy poco, pues en el año 661 (40 de la Hégira), mientras se hallaba sofocando un levantamiento liderado desde Damasco, murió asesinado el quinto año de su califato, cuando se encontraba realizando la oración de la mañana en la Mezquita de Kufa, en pleno mes sagrado de Ramadán. Fue entonces, cuando la familia del Profeta (PB), no solo fue apartada de la guía de la comunidad por los omeyas, sino que tuvo que soportar persecuciones y maltratos. Tras la muerte de Ali Ibn Abi Talib (a.s.), los hijos de éste y Fátima (a.s.), la hija del Profeta (PB), Hasan (a.s.) y Husein (a.s.), decidieron denunciar la usurpación de poder y combatir a los omeyas. Husein (a.s.), el menor de los dos hermanos, junto con su medio hermano Abu-l-Fasl (a.s.), sus familias y 72 de sus seguidores, emprendieron un levantamiento contra el califa omeya Yazid. El pueblo de Kufa le había rogado al Imam Husein (a.s.) varias veces por carta que le ayudara y le salvara del yugo de los omeyas, empresa que el Imam (a.s.) aceptó. Se cuenta que cuando el Imam Husein (a.s.) montó en su alazán para partir rumbo a Kufa, su hermana Zainab (a.s.) le suplico que no se fuera diciéndole: “Tú sabes lo que los enemigos de nuestro abuelo, nuestro padre, y tu hermano, nuestro tío, les hicieron. ¿Adónde vas? Seremos destruidos si tú eres destruido”. Cuando Yazid conoce la noticia de que el Imam Husein (a.s.) se dirige hacia Kufa, le ordena al su gobernador en dicha ciudad que envíe un ejército de más de cuatro mil hombres a interceptarlo. El Imam Husein (a.s.) es rápidamente rodeado por el ejército de Yazid en el desierto de Karbala, próximo al río Éufrates, y en ese instante es cuando comprende que ha sido vilmente traicionado. Desde el principio estuvo claro que existía una disparidad de fuerzas, entre el numeroso ejército de Yazid y el reducido número que hacían el Imam Husein (a.s.) y sus seguidores, hecho del cual fue consciente desde el comienzo el propio Imam (a.s.), que sabía qué fatal desenlace les estaba deparado. Del 1 de Muharram al día 10 del año 680 (61 de la Hégira), el Imam Husein (a.s.), su familia y seguidores, fueron objeto de un asedio sin cuartel por parte de los hombres al servicio de los omeyas, que acabó con su muerte. El día 10, la sangre cubrió el campamento del Imam (a.s.), el cual es decapitado y su cuerpo, herido setenta y tres veces, es objeto de terribles atrocidades. La cabeza del Imam Husein (a.s.) fue ensartada en una lanza y exhibida por Irak y Siria, a fin de transmitir el mensaje de que nadie se atreviera a sublevarse contra los omeyas. Las mujeres que acompañaban al Imam (a.s.), entre las que se encontraba su hermana Zainab (a.s.), son humilladas y vejadas, para posteriormente ser llevadas ante el gobernador de Kufa y luego a Damasco para ser vendidas como esclavas. Según Ali Shariati, el gesto del Imam Husein (a.s.) constituye “la continuación del comportamiento de Muhamad (PB): la negativa del Tercer Imam (a.s.) a aceptar dócilmente al gobierno opresor es el eco de ese ‘no’ del Profeta (PB) frente a la decadente y politeísta sociedad mequí”. Es por ello, que cada año los diez primeros días del mes de Muharram, los chiíes recuerdan las penurias que pasaron el Imam Husein (a.s.), su familia y seguidores, y cómo el noveno y décimo día Abu-l-Fasl (a.s.) y el Imam Husein (a.s.) murieron martirizados. Como asevera el ayatolá Sistani, “la filosofía del duelo durante ‘Ashura’ es respetar y recordar el sufrimiento del Imam Husein (a.s.), sus compañeros, y su alzamiento en defensa del Islam y para prevenir la destrucción de la religión a manos de la dinastía Bani Umayyad”. Los chiíes de todo el mundo profesan gran admiración hacia el Tercer Imam (a.s.) e intentan identificarse con el sufrimiento del que fue objeto a través de una serie de expresiones populares de dolor desde el 1 al 10 de Muharram, realizadas a la caída del sol, como son: sobrecogedoras procesiones, en las que hombres y jóvenes, vestidos de riguroso negro, se lamentan y mortifican, al ritmo monocorde de cánticos, en muestra del arrepentimiento que siente por haber fracasado a la hora de defender al Imam Husein (a.s.) frente a los ejércitos de Yazid. La repetición de la salmodia sume a los participantes en el cortejo en un trace especial; reuniones, en las que hombres y mujeres, por separado, también entonan un canto de lamento por la injusta muerte del Imam Husein; y la puesta en escena en pequeños teatros, con el mayor realismo posible, de la historia vivida por el Imam Husein (a.s.), llamadas tazie, cuyos narradores en muchos casos equiparan la figura del Imam Husein (a.s.) a la del legendario héroe persa Rostam. Los trágicos sucesos que rodearon la muerte del Imam Husein (a.s.) y sus seguidores están plagados de connotaciones artísticas, culturales, místicas, políticas, religiosas y sociales, que se perpetuarán en el tiempo a fin de no ser nunca olvidados, pues “todos los días son Ashura y todas las tierras son Karbala”. *Profesora adjunta del Depto. de Estudios de América Latina de la Facultad de Estudios del Mundo, Universidad de Teherán. | ||
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