PREGRINACIÓN A LA MECA, UNA BÚSQUEDA DE LA REDENCIÓN | ||
PREGRINACIÓN A LA MECA, UNA BÚSQUEDA DE LA REDENCIÓN
Profesora adjunta del Depto. de Estudios de América Latina de la Facultad de Estudios del Mundo, Universidad de Teherán. La Peregrinación anual a la Casa Sagrada de Dios (Hajj), en La Meca, en la actual Arabia Saudí, constituye uno de los cinco Pilares del Islam, es decir, es parte de la esencia misma de la vida de todo musulmán y, por lo tanto, es un deber que todo creyente tiene que llevar a cabo, al menos, una vez en la vida, siempre y cuando cuente con los medios físicos y financieros para realizarla. Asimismo, es una forma de purificar el alma de todo mal, como lo especifica el Profeta Mohamad (P): “Quien realiza el Hajj y no mantiene relaciones maritales con su esposa (durante el Hajj), ni comete pecados, saldrá del Hajj (purificado) como el día que su madre le dio a luz”; y se reseña en El Corán: “Ya se sabe cuáles son los meses de la peregrinación. Quien decida hacerla en esos meses se abstendrá durante la peregrinación de comercio carnal, de cometer actos impíos y de discutir”. Aleya 197, Sura 2, El Corán. Todos los años, desde hace casi 1.400 años, millones de musulmanes de todos los rincones del planeta acuden a la ciudad sagrada de La Meca, trayendo consigo sus ruegos, entre los días 8 y 13 del duodécimo y último mes del calendario islámico, conocido en árabe como Dhu-l-Hiyya, que es el periodo en el que debe realizarse la Peregrinación, también denominada peregrinación mayor, ya que a lo largo del año también se puede peregrinar a este santo lugar, y este tipo de peregrinaje es conocido como peregrinación menor. Por lo tanto, La Meca es un lugar, debido a la espiritualidad que lo reviste, que siempre está lleno de personas procedentes de todo el mundo. Conforme a la tradición islámica, Abraham (P) instituyó el peregrinaje. La historia cuenta que Abraham (P) llegó a La Meca junto a su esposa Agar y su hijo Ismael (P). Tras llegar a aquel lugar, Dios le ordenó a Abraham (P) que abandonase a Agar y a su pequeño hijo en el yermo valle donde en la actualidad se asienta La Meca. De vez en cuando iba a su encuentro y en una de esas visitas Dios le pidió que erigiese la Kaaba y predicase la peregrinación entre las gentes. A partir de entonces y durante generaciones millones de musulmanes han peregrinado a tan sagrado lugar. Los musulmanes acuden a La Meca siguiendo el itinerario espiritual de toda una vida, como millones de creyentes lo hicieron antes que ellos, para alabar al único Dios. Preparación para el peregrinaje. Para realizar el Hajj a La Meca, todo peregrino debe cumplir con una serie de ritos previos que le permitirán llevar a cabo su peregrinar de forma adecuada. En primer lugar, el peregrino debe llevar a cabo una purificación que durará hasta que finalice la Peregrinación. Dicha purificación o sacralización de la mente es lo que se conoce como estado de ihram, un estado mental en el que prima la resignación, la cortesía y el respeto. En el caso de los hombres consiste en afeitarse, cortarse el pelo y las uñas, y vestir una indumentaria especial, también denominada ihram, que consiste en dos piezas de tela, de color blanco y de gran simplicidad, que hacen desaparecer cualquier tipo de distinción cultural o de clases, quitando importancia al cuerpo y dándole protagonismo al alma, a fin de que todos los creyentes se presenten ante Dios sin diferencias. Una de las piezas va desde el ombligo hasta la rodilla, mientras que la segunda cruza alrededor del cuerpo cubriendo el hombro izquierdo, la espalda y el pecho, dejando el brazo derecho al descubierto. En lo tocante a las mujeres, éstas deben hacer uso de una larga toga de color blanco que les cubra de la cabeza a los pies. Una vez los peregrinos llegan a La Meca, éstos recorrerán los escasos kilómetros que separan dicha ciudad del Valle de Mina, donde se extiende una vasta ciudad compuesta por cientos de tiendas de campaña y donde pasarán una jornada de oración y recogimiento, que marca el inicio de la Peregrinación. Los ritos a realizar durante la peregrinación. Los ritos que deben realizarse durante el Hajj incluyen: • Circunvalar la Kaaba (cubo, en árabe), que se encuentra en la Mezquita Sagrada, siete veces en dirección contraria a las agujas del reloj tal y como hiciera en su día el Profeta Mohamad (P). Cabe señalar que los musulmanes no adoran la Kaaba, sino que veneran lo que representa, el único Dios. Según la tradición islámica, la Kaaba fue erigida por Adán, basándose en un plan cósmico recibido de Dios, y más adelante Abraham (P) la reconstruyó tras el diluvio universal. • Caminar siete veces con premura la distancia que separa las colinas de Safa y Marwa, conmemorando así el heroico esfuerzo que llevó a cabo Agar en su búsqueda desesperada de agua por el desierto. “Safa y Marwa figuran entre los ritos prescritos por Dios. Por eso, quien hace la peregrinación mayor a la Casa o la menor, no hace mal en dar las vueltas alrededor de ambas. Y si uno hace el bien espontáneamente, Dios es agradecido, omnisciente.” Aleya 158, Sura 2, El Corán. Cuando Agar e Ismael (P) fueron abandonados en el desierto por Abraham (P), Agar comenzó a desesperarse, ya que su hijo tenía muchísima sed y para aplacarla se puso a recorrer a la carrera una y otra vez la distancia que hay entre Safa y Marwa en busca de agua. Su fe fue recompensada. El arcángel Gabriel se le apareció y con el extremo de una de sus alas golpeó el suelo del que manó un manantial que es conocido en la actualidad como el pozo de Zamzam, donde los peregrinos sacian su sed, y que se encuentra en el interior de la Mezquita Sagrada. • La reunión en la llanura de Arafat para pedirle a Dios Su misericordia, la absolución y lo que más se desee. Esta es la parte más importante del Hajj, pues es una jornada de examen de conciencia, cara a cara con Dios. La llanura de Arafat es una planicie que se extiende a unos 13 kilómetros de Mina. De acuerdo con la tradición islámica, este lugar es donde Adán y Eva se reencontraron tras su expulsión del Edén. Muchos afirman que la imagen de los creyentes con sus blancas vestimentas, reunidos de pie en la llanura de Arafat pidiendo la misericordia divina, es cómo será el Día del Juicio Final. Los peregrinos no pueden abandonar la llanura de Arafat hasta el ocaso. Una vez el sol comience a ocultarse tras el horizonte, los creyentes empezarán una marcha nocturna hacia Mina. El Profeta Mohamad (P) dijo: “Arafat es el Hajj”. • La lapidación ceremonial de Satán. La tradición islámica sostiene que en el paraje entre Mina y Arafat, conocido como Muzdalifa, Dios le exigió a Abraham (P) que le sacrificara la vida de su hijo, pero Satán lo retó a desobedecer su mandato. Abraham (P) le lanzó siete piedras para hacerlo huir de su lado. En la actualidad, tres pilares pétreos marcan el lugar donde Abraham (P) se reveló contra Satán. En conmemoración del gran esfuerzo que hizo Abraham, los peregrinos se dirigen a Muzdalifa para recoger los guijarros que utilizarán para lapidar simbólicamente a Satán. La tradición prescribe pasar la noche en Muzdalifa bajo las estrellas, como lo hiciera el Profeta Mohamad (P). El Hajj concluye con la festividad más importante para el mundo del Islam junto a la de Eid-al-Fitr, que marca el final del mes de Ramadán: Eid-al-Adha, llamada en español “Fiesta del Sacrificio” o “Fiesta del Cordero”. La finalidad de esta celebración es recordar cómo Abraham (P), como muestra de su obediencia a Dios, quiso sacrificar a su hijo Ismael (P); sin embargo, antes de que lo hiciera, Dios, en su infinita clemencia, le proporcionó un cordero para que lo sacrificara en lugar de su propio hijo. Es por ello que los musulmanes de todo el mundo en esa fecha tan señalada ofrecen en sacrificio un animal, normalmente un cordero o una vaca, en representación de la gratitud que sienten hacia Dios por haber salvado la vida de Ismael (P). Aquellos que se hallan en la sagrada ciudad de La Meca finalizan los rituales de su peregrinaje y, una vez realizada la oración especial llevada a cabo en comunidad durante la cual se recitan unos versículos de El Corán que solo son citados en las dos fiestas anuales más importantes y en los entierros, efectúan en Mina el sacrificio animal (la carne del animal se divide en tercios: una para la persona que hace la ofrenda, otra para repartir entre sus parientes y la última parte para los necesitados); mientras que los que se encuentran en sus lugares de residencia suelen conmemorar esta festividad acudiendo, en primer lugar, a la mezquita para orar y, en segundo, realizando el sacrificio animal y celebrando una gran comida. Asimismo, y como muestra de humildad, los peregrinos se cortan el cabello, mientras que las mujeres se cortan un mechón, además de tomar un baño y despojarse de sus ropajes. Tras el sacrificio animal, durante tres días, los creyentes se dirigirán a los tres pilares donde apedrearon simbólicamente a Satán, para seguir llevando a cabo este ritual hasta arrojar un total de 70 guijarros. Una vez completados todos los ritos, los peregrinos regresan a La Meca para realizar una visita de despedida; algunos también visitan la ciudad de Medina, donde se halla sepultado el Profeta Mohamad (P). La Peregrinación es una búsqueda de la redención, además de constituir una oportunidad para los creyentes de desnudar su alma ante el Todopoderoso y de ser conscientes de que pertenecen a una comunidad en la que prima la unidad, dejando de lado las procedencias y las condiciones sociales de cada uno. | ||
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