FALSE FLAG OPERATION: "Holocaust" | ||
![]() | ||
DESDE PRISIÓN, PERO CON HONOR Y DIGNIDAD FALSE FLAG OPERATION: "Holocaust" He aquí la traducción del artículo publicado el pasado día 22 de octubre, titulado "DER DESSIDENT". Este trabajo, publicado también en la revista alemana ZUERST, fue realizado por un grupo de periodistas que, el pasado mes de junio, se desplazaron a Barcelona, con el objetivo de entrevistar a Pedro Varela. La entrevista no pudo llevarse a cabo, a pesar de la insistencia de los periodistas alemanes.
queremos especificar que Pedro Varela comunicó por correo postal que le habían concedido el permiso para que los enviados de ZUERST pudieran entrar en la prisión de Brians, además de alegar que no había establecido ningún contacto, con anterioridad, con ellos. Dicho permiso fue posteriormente denegado sin más explicaciones. Hemos intentado traducir fielmente el texto original de este artículo, por lo que las opiniones que se exponen son resposibilidad total de los periodistas que lo han publicado en la revista ZUERST. Así se desarrollaron los hechos. La indignación mundial parecía un terremoto. Un estado condenaba a un disidente a una sentencia de cárcel porque, según la prensa cercana al gobierno, difundía rumores y, de esta manera, trataba de conseguir la caída del sistema. El disidente actuaba de forma subversiva. Los políticos de todo el mundo reaccionaron enseguida y protestaron de forma abierta. Amnistía Internacional, organización defensora de los derechos humanos, intervino pidiendo a los activistas: "Por favor, escribid por email, fax o correo, a los funcionarios de este gobierno, y pedidles que permitan a las personas con diferente parecer político que puedan exigir reformas políticas de manera pacífica". Los políticos alemanes hablaron de un escándolo y algunos exigieron reflexionar sobre las relaciones económicas con el país opresor, todo ello, mientras metían en prisión a sus propios ciudadanos por cometer el crimen de pensar. Casi al mismo tiempo, en otro país, se acusó a otro disidente de difundir escritos que amenazaban la paz pública. Cuando se produjo su entrada en la cárcel, un pequeño grupo de manifestantes se reunió para protestar por dicha medida, portando letreros que decían: "¡Contra la inquisición moderna! ¡Libertad de expresión para todos! ¡Por la libertad de palabra y pensamiento!". Ninguna cámara de televisión ni miembro alguno de la prensa recogió esta noticia, y ningún político extranjero protestó en la embajada de ese país, a lo que se une el hecho de que nisiquiera Amnistía Internacional conoce el nombre de dicho preso político. El comercio con este país no sufrió alteración alguna y, en breve, Alemania enviará a ese país enormes ayudas económicas y financieras. Mientras que en Europa se protestaba en el primer caso, el silencio era total en el segundo. ¿Por qué razón? En el primer ejemplo, se trataba del activista chino por los derechos de los ciudadanos Liu Xiaobo; en el segundo, del intelectual, revisionista y librero español Pedro Varela. ¿Quién? Naturalmente, en Alemania, el preso español Pedro Varela no es conocido. ¿Por qué? Al contrario que su compañero chino de fatigas Liu Xiaobo, Varela no recibió el Premio Nobel, no fue entrevistado infinidad de veces ni su imagen ha sido publicada en medio de comunicación alguno. Solo con motivo de su ingreso en prisión en diciembre 2010, fue cuando pudimos ver alguna reseña referente a su persona en la prensa. Sin embargo, por esa misma época, varios periódicos de todo el mundo publicaron la noticia de que habían mejorado las condiciones penitenciarias de Liu Xiaobo. El disidente chino recibió incluso comida especial en lugar de la común. ¿Bajo qué condiciones penitenciarias vive Pedro Varela? Habría que verlas, ya que en un principio la prensa tiene permitido las visitas a un preso español. España es un Estado de Derecho y miembro de la Unión Europea (UE). Los derechos humanos están vigentes en el Estado español, al contrario de lo que ocurre en China, cuestión que es de dominio público. El centro penitenciario de Can Brians, ubicado en las cercanías del pueblo de Martorell, no goza de buena reputación. Amigos de Varela han comentado que las condiones de vida en el interior de la mencionada prisión dejan mucho que desear. Una cosa es segura: Varela no recibe comidas especiales como Liu Xiaobo. La redacción de Zuerst quería saber qué es lo que pasaba con detalle. Tras recibir una carta de Varela, en la que se le comunicaba a los periodistas de la publicación alemana que la dirección penitenciaria había dado el permiso pertinente para que se llevara a cabo la entrevista, la fecha y el lugar fueron concretados. Varela esperaba la visita de los periodistas con gran anhelo, pues constituía todo un éxito, ya que rompería el silencio que envuelve su caso, un caso que no resulta de interés para la prensa europea debido a que no les interesa el revisionismo histórico. Además, también era una prueba de resistencia para comprobar cómo eran respetados los derechos humanos no solo en España, sino también en toda la UE. Para comprender cómo se desarrolló el caso de Varela, hay que hacer un poco de memoria. Pedro Valera, librero de profesión, nació en Barcelona en 1957. Su juventud estuvo marcada por el franquismo. En 1978, fue elegido presidente del Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE). Esta organización, fundada en 1966, la formaban, entre otros, simpatizantes de la Falange Española, una organización cercana al gobierno de Franco. Después de la muerte del General, la situación política en España cambió. El Rey Juan Carlos transformó el país en una monarquía constitucional y la influencia de los comunistas y socialistas aumentó. Al cabo de poco tiempo, intelectuales como Pedro Varela se convertieron de legales en disidentes, no porque cambiaran ellos, sino el Estado. En 1993, el CEDADE fue disvuelto oficialemente. Algunos de sus miembros se unieron al Partido Popular, otros, como Varela, continuaron siendo independientes. Este joven español, que hablaba varios idiomas con fluidez, viajó a través de Europa y América del Sur, trabajando incansablemente por sus ideales. Era una persona que rehuía los tópicos usuales porque era, y es, un intelectual en todo el sentido de la palabra, no un proletario que grita. Sus mensajes, políticamente incorrectos, los trasmite de una forma directa y clara. Pero no solo habla sobre política, sino que también lo hace de otras cosas, como el deporte, ya que él mismo es un entusiasta de dicha actividad. Ir en bicicleta, subir a las cumbres de las montañas y el remo, son sus pasiones; además es un admirador de la música de Richard Wagner y de los bailes populares del norte de Europa. Debemos pensar que Varela suponía, para los políticos de la izquierda, un peligro vivo de la época franquista. La librería de Varela se puede encontrar, solamente, si se conoce la dirección. Está en una pequeña calle y no tiene un gran escaparate. El tipo de libros que ofrece es curioso, ya que las opiniones que disciernen sobre la historia del Holocausto están castigadas con prisión desde hace mucho tiempo en Alemania, en cambio, en España no existían problemas para su difusión. En la Librería Europa hay una gran cantidad de libros que tratan dicha cuestión y, sorprendentemente, en otros idiomas como el italiano, el francés, el sueco, el farsi, el inglés, el árabe, etc..., lo que supone que existe una libertad de difusión que, por lo menos, extraña al público alemán. Lo que estaba prohibido en Alemania era completamente legal en España hasta mediados de los años noventa. En 1996, el gobierno de Madrid introdujo una ley que ponía bajo pena de prisión la difusión de opiniones que discreparan con el Holocausto (Negación del Holocausto). Para Varela, esto significará una lucha constante, durante muchos años, con la justicia española. En 1998, fue condenado por el juzgado municipal de Barcelona a cinco años de prisión, y más de 24.000 libros fueron confiscados o destruidos. Pero el disidente interpuso un recurso de apelación a los jueces del Tribunal Supremo, en el que alegaba que la ley sobre la Negación del Holocausto era incompatible con el derecho a la libertad de expresión. Pasó nueve años esperando la decisión final desde Madrid. Durante ese tiempo, Varela se encontraba, más o menos, fuera de la ley. Le fue retirado el pasaporte y la policía autónoma confiscaba, a menudo, libros de su librería. Entonces, en noviembre de 2007, llego la noticia de que los jueces habían ratificado que la ley sobre el Holocausto era incompatible con el derecho a la libertad de expresión. Los jueces no aceptaban el argumento de que los judíos podían sentirse ofendidos o amenazados por la negación del Holocausto, al contrario, el tribunal consideró que es esencia de toda libertad de expresión que alguien, una persona o un grupo, se sienta ofendido por esa libertad de expresión. Esa sentencia fortaleció los derechos civiles y paró la criminalización de las opiniones históricas. A Pedro Varela este éxito le pareció la interrupción final de su persecución como librero, por difundir libros con opiniones disconformes. Pero, pocas semanas después, fue acusado de nuevo. La fiscalía hizo uso de un vacío legal que tenía la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional de Madrid. A Varela ahora no se le acusaba de Negación del Holocausto, sino de Aprobación del Holocausto. Este giro de los acontecimientos le dejó sin habla: ¿Cómo se puede aprobar algo de lo que uno está convencido que no ha tenido lugar? Los jueces encontraron una argumentación para poder condenarle de nuevo: Como Varela se siente, evidentemente, afín a las ideas del nacionalsocialismo y, además, vende libros, en los que se defiende al Estado NS, aprueba de forma automática el Holocausto, porque éste es una parte fundamental de la ideología del NS. Pedro Varela no niega, por su parte, que su ideología se acerque al nacionalsocialismo, pero insiste en que ni la ideología del NS, ni el programa del NSDAP, contemplan la idea de la exterminación de los judíos. Nadie le podía negar el derecho a definir su propia posición ideológica, ya que está convencido de que la idea humanística de la comunidad de los pueblos es el núcleo de esa ideología que él defiende. Y dichas razones son lógicas porque, como europeo convencido, es simpatizante de las ideas del NS. Son sueños extraños e ideas irritantes, ya que el europeo normal está convencido de que se tiene que establecer la dictatura del proletariado para obtener automáticamente libertad e igualdad. Para el europeo común, las posiciones de Varela son, al menos, tan extrañas, exóticas y peligrosas, como las ideas liberales de Liu Xiaobo para los chinos. Desde el 12 de diciembre de 2010, Pedro Varela está en prisión. En junio de 2011, los redactores de Zuerst quisieron saber sobre este caso directamente de Varela, ya que sus opiniones son tan importantes para él que está en la cárcel por ellas. Queremos comprender por qué su persecución es tan importante para esa parte de la justicia, hasta el punto de hacer frente a una decisión tomada por el Tribunal Constitucional. Ante la entrada principal del centro penitenciario, aproximamente a una media hora de Barcelona, se encuentran unos cuantos visitantes. Existe el típico desorden mediterráneo, unas personas pasan por las estrechas puertas de control, mientras que otras salen a la vez. Es día de visita. El sol quema. La larga cola para entrar al centro de reclusión se mueve lentamente hacia la entrada, pero para los redactores de Zuerst las puertas del centro penitenciario se cierran. De repente, nadie sabe nada de nuestra visita ni del permiso concedido. No hay ningún responsable de la dirección del centro y no hay persona alguna que pueda entender o hablar inglés. Los esfuerzos para encontrar una persona competente duran varias horas, pero sin obtener éxito alguno. Por fin, la dirección del centro nos da a entender que alguien les ha puesto un bozal y nos comunican que tenemos que dirigirnos a la administración superior en Barcelona para obtener el permiso de entrada. También se nos preguntó, cuánto tiempo nos íbamos a quedar en Barcelona. En otras palabras: ¿Cuánto tiempo les íbamos hacer esperar? Por la mañana, obtuvimos la respuesta de la Administración de Justicia de Cataluña en Barcelona. Una amable empleada, que estaba al tanto de nuestra visita, nos comunicó que, desgraciadamente, Pedro Varela no podía conceder entrevistas y que la competencia no la tenía Barcelona, sino Madrid. -¿Cualquier visita que realicen periodistas a presos tienen que ser permitidas por el ministerio Español de Justicia?, le preguntamos. La empleada sonrió avergonzada, marcó un número de teléfono de Madrid y nos pasó el auricular: -¿Habla alemán?, pregunté. -No –me respondieron. -¿Inglés? -No. -Y usted, ¿habla español? -me contestaron. -Desgraciadamente, no. -¿Francés? -Oui, un peu … -¿Cuánto tiempo piensan quedarse? -El tiempo que sea necesario –fue nuestra respuesta. -Será muy, muy difícil... -dijo la funcionaria. Tengo el acta penitenciara delante de mi. Por el momento, solamente puede recibir visitas de familiares y amigos, y también ellos necesitan obtener un permiso, que tarda en conseguirse. -¿Las autoridades españolas quieren ocultar algo de este caso? La funcionaria no nos quiso contestar. -¿Se quiere impedir que el caso de Pedro Varela sea discutido en la prensa alemana? Sobre eso tampoco sabía nada. -¿La libertad de prensa no existe en este caso? Preguntas y más preguntas, y una señora con paciencia infinita que no sabía las respuestas, pero cuya compasión era encantadora. Fernando Orientes es el abogado de Pedro Varela. El jurista de Barcelona parece un representante de otra época, al igual que su cliente. Se comporta como un hidalgo español. En su dedo lleva un anillo de sello y su barba es de una extravagante elegancia. Nos estaba esperando en la Librería Europa. Orientes no se sorprende de lo que nos ocurre y reprocha la actitud adoptada por la justicia española. Lamenta que se trate de reeducar a Pedro en la cárcel. -¿Reeducación política en una prisión europea? Orientes asiente con la cabeza. -Pero estamos en España, no en Corea del Norte o China. Fernando Orientes se encoge de hombros con resignación. -¿Las organizaciones pro derechos humanos se han interesado por el Caso Varela? El abogado sonríe amargamente y niega con la cabeza. -No, el interés público por el caso de mi cliente es muy poco, responde en voz baja. Durante la entrevista, los empleados de Varela preparaban con tesón los paquetes para el envío de libros. La Librería Europa debe continuar, aunque su dueño esté en prisión. Sus empleados tratan de visitarlo siempre que pueden, y de hacer que su estancia en la cárcel sea lo más agradable posible con los libros que le envían. Los colaboradores de Pedro Varela están acostumbrados a los ataques de grupos violentos, que a su paso dejan un rastro de destrucción. El último tuvo lugar en septiembre de 2010, pero les hicieron frente y pudieron abrir las puertas del establecimiento pocos días después. Mirando los libros se ven muchos que tratan del Tercer Reich y de los movimientos fascistas en Europa y América del Sur, pero también se encuentran el Libro Rojo de Mao y los escritos de Lenin. ¿Se ha puesto pega alguna a la literatura comunista? Porque en el Libro Rojo se puede leer: "Una guerra revolucionaria es un antídoto que no solo destruye el veneno del enemigo, sino que también purga nuestra propia suciedad". Una de las empleadas se ríe y lo niega: -No tenemos problemas con la literatura comunista. Fernando Orientes nos comenta: -El difundir o glorificar los ideales comunistas no es causa jamás de una detención en España, aunque el hecho de que millones de personas murieran bajo el yugo de regímenes comunistas es algo innegable. El 3 de junio de 2011, el Tribunal Constitucional español decidió que la difusión de la ideología nacionalsocialista no era un crimen. -Sostener una ideología no es punible, independientemente de qué ideología se trate -dice el juez Adolfo Prego. Pero para Pedro Varela esa conclusión llega demasiado tarde. Aún le quedan unos meses en prisión. A Liu Xiaobo le quedan unos años, pero bajo régimen especial. | ||
Estadística Número de visitas: 1,887 |
||