La necesidad de un nuevo software en las relaciones entre Irán y los países transatlánticos | ||
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La necesidad de un nuevo software en las relaciones entre Irán y los países transatlánticos Por: Nabi Sonboli. Hemos experimentado años de intervención por parte de Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos en los asuntos internos de la política de Irán La política exterior es una constelación de ideas a aplicar y posturas tomadas por un sistema político. A fin de entender la política exterior de un país es necesario que conozcamos la postura real, así como las ideas a aplicar que cuentan con el debido apoyo dentro del engranaje que constituye el sistema político. Leer las noticias, especialmente aquellas que puedan estar manipuladas, pues están dirigidas a un público específico, no ayuda a comprender cómo se desarrolla la política exterior de una nación. Cuando un político o un investigador piensa en la política exterior de su país, debe tomar en consideración por lo menos dos factores importantes: las experiencias pasadas y las realidades actuales (tanto a nivel nacional como a nivel internacional). A pesar de que las experiencias pasadas entre Irán, EE.UU. y algunos países europeos, como el Reino Unido, no han tenido gran transcendencia, para comprender la realidad actual es necesario recurrir tanto al pasado, para aprender de él, como pensar en el futuro. Las experiencias del pasado y las realidades actuales. Durante los últimos dos siglos, el número de experiencias negativas existentes entre Irán y sus países vecinos ha sido mayor en comparación con las positivas. Desde principios del siglo XIX hasta el siglo XXI, hemos sido testigos de varios acontecimientos que han marcado la historia: la ocupación de la parte norte de Irán por Rusia, a principios del siglo XIX, y por la Unión Soviética, durante la Segunda Guerra Mundial; el colapso del Imperio Otomano, en el siglo XX; la invasión de todos los países del norte de África y de la zona de Oriente Medio hasta Afganistán por parte de Francia, el Reino Unido, EE.UU.; etc. Hemos experimentado años de intervención por parte de Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos en los asuntos internos de la política de Irán: el golpe militar contra el primer ministro, elegido democráticamente, Mosadeq, por Estados Unidos y el Reino Unido; el apoyo a la dictadura del Shá por los países occidentales; el apoyo regional e internacional a la guerra de Irak contra Irán; la invasión de Afganistán e Irak por Estados Unidos y sus aliados; y tres décadas de sanciones unilaterales y multilaterales contra Irán en los terrenos económico, militar, tecnológico, etc. Existe una larga lista de experiencias negativas que influyen en cómo perciben los iraníes los acontecimientos. A fin de comparar estos temas con hechos positivos acaecidos durante el mismo periodo, nos encontramos que, en contadas ocasiones, Estados Unidos y las principales potencias europeas han brindado apoyo al país persa, como podemos apreciar a continuación: Un apoyo limitado a favor de la revolución constitucionalista por parte de Europa y EE.UU. a principios del siglo XX; el apoyo de Alemania a las fuerzas iraníes de resistencia contra la ocupación británica en la parte meridional de Irán; y el ultimátum de Estados Unidos a la Unión Soviética para que ésta abandone Irán después de la Segunda Guerra Mundial. Estos son algunos ejemplos, de los podríamos denominar positivos, en los que las grandes potencias han apoyado, en cierta medida a Irán. A pesar de que las experiencias negativas superan en número a las positivas, la imagen que se tiene en Irán respecto a Estados Unidos y Occidente, en general, no es muy negativa. Perdonar y olvidar, son dos virtudes que caracterizan a la cultura iraní y han contribuido a que la sociedad persa sea optimista y piense en el futuro. Sin embargo, cabe señalar que los acontecimientos históricos que acabamos de mencionar también han causado desconfianza hacia Occidente, Estados Unidos y el Reino Unido, en particular. Dado que la cooperación trasatlántica contra Irán ha aumentado en los últimos años, esa imagen negativa y esa desconfianza, que se limitaba a unos pocos países en el pasado, se ha extendido por todas las naciones. La realidad que acontece en la actualidad es el segundo factor que influye en la toma de decisiones, pues la política regional de Irán se basa en las realidades regionales. Durante las últimas tres décadas, hemos vivido en una de las regiones más inestables y azotadas por la guerra, del mundo. Ejemplos claros que plasman dicha afirmación son: la guerra impuesta por Irak contra Irán (1980-1988); la invasión de la Unión Soviética a Afganistán (1979-1989); la invasión de Irak a Kuwait, con posteriores enfrentamientos entre Estados Unidos, el Reino Unido e Irak, que tuvieron su continuación con la invasión de Estados Unidos y sus aliados a Irak (desde 1990 hasta la actualidad); la guerra entre Azerbaiyán y Armenia; la guerra civil en Afganistán (1989-2002); la invasión a Afganistán (desde 2002 hasta la actualidad); la guerra entre Rusia y Georgia (2008), etc. Durante las tres últimas décadas, los países vecinos de Irán han vivido sumidos en situaciones de guerra y crisis. Si revisamos cuáles han sido las causas que han originado estas situaciones de inestabilidad y guerra en Irak, Afganistán, la región del Cáucaso y Oriente Medio, nos daremos cuenta de que Irán no ha tenido ni arte ni parte en los mismos. Dichos acontecimientos han sido el principal obstáculo para que se dé en la región un desarrollo económico, social y político, y se han convertido en el principal detonante de los problemas actuales, e Irán no se ha beneficiado ni se beneficiará de dichas circunstancias. Sin duda alguna, las guerras y la inestabilidad han influenciado en las naciones que las han vivido, e Irán no es ajeno a ello, por lo que la nación iraní ha desarrollado una estrategia, basada en dos principios, en torno a estas circunstancias: independencia y resistencia. Durante las últimas décadas, Irán ha intentado ser independiente a la hora de desarrollar ciertos aspectos, como la economía, la tecnología, la energía nuclear, la nanotecnología, la biotecnología, la aventura aeroespacial, etc. Para Irán el desarrollo de todos estos campos ha sido difícil debido a la limitación de recursos. Sin embargo, el recelo que siente la nación iraní hacia Estados Unidos, el Reino Unido, etc., unido a la inseguridad que se vive en la región, ha animado a Irán a diversificar sus relaciones exteriores y a aumentar su autosuficiencia en áreas fundamentales. La resistencia ha sido el segundo elemento que ha marcado la política exterior de Irán, ya que, basándose en la historia y en la cultura religiosa que le precede, la resistencia se perfila como una política defensiva, nada ambiciosa ni ofensiva. Esta forma de ver la resistencia por parte de Irán, responde a antecedentes históricos y culturales, así como a la historia de los chiíes y su representación geográfica. La cultura nacional y la política de Irán han estado muy influenciadas por la mística, disciplina que proporciona una visión pacífica del mundo. La influencia de la mística es notable en las obras de la mayoría de los escritores importantes iraníes, obras que han tenido un profundo impacto en la cultura persa. Un claro ejemplo de ello es el libro del Shahnameh, obra que ha sido muy importante tanto para los nacionalistas como para los paniraníes. En el Shahname el nacionalismo y el heroísmo se mezclan con el misticismo y el concepto de nacionalidad. Otra razón que explica el hecho de que Irán haya adoptado una actitud defensiva ha sido que este país, por ser una nación muy grande, siempre ha estado preocupado ante una posible dominación extranjera o desintegración nacional. Además, la cultura chií, al ser una cultura minoritaria en el mundo musulmán frente a la cultura suní, siempre ha optado por una actitud defensiva. Asimismo, es bien sabido que la mística ha influido de manera considerable en la historia y la cultura política de la chía en Irán. Aunque la chía, a lo largo de la historia, ha contado con un gran arraigo en Irán, no fue hasta la llegada de los Safávidas que fue declarada religión oficial en este país. Safaví significa sufí, es decir, persona versada en mística. La dinastía Safávida se encargó de extender la chía por todo el país a modo de política defensiva para poder hacer frente a las políticas expansionistas del Imperio Otomano. Es por eso que entre los chiíes no encontramos intención expansionista alguna. Igualmente, Irán, al ser una sociedad multiétnica y multireligiosa, en la que cohabitan: árabes, turcos, suníes, cristianos y judíos; es consciente de sus limitaciones, por lo que deja de lado la política expansionista. Esta es la razón de por qué Irán, históricamente, siempre ha tratado de llevarse bien con todos los países vecinos y, en especial, con las minorías. Irán siempre ha brindado su apoyo a los chiíes, suníes y cristianos de la región, en Afganistán, Irak y El Líbano. Además, el hecho de que en Irán convivan diferentes minorías ha propiciado la creación de un puente que une a Irán con otros países de la región. Es por eso que Irán ha podido jugar un papel decisivo a la hora de establecer estabilidad en la zona. Las fronteras establecidas oficialmente no son las reales, ya que cualquier tipo de inestabilidad externa traerá consecuencias en Irán. La inmigración de millones de personas procedentes de Afganistán, Irak y Azerbaiyán a Irán, como consecuencia de las guerras internas y externas que han vivido estos países, es un claro ejemplo de ello. Los aspectos geopónicos. LEED: Durante las tres últimas décadas, los países vecinos de Irán han vivido sumidos en situaciones de guerra y crisis. Si revisamos cuáles han sido las causas que han originado estas situaciones de inestabilidad y guerra en Irak, Afganistán, la región del Cáucaso y Oriente Medio, nos daremos cuenta de que Irán no ha tenido ni arte ni parte en los mismos. Geográficamente, Irán es un país grande, que cuenta con más de 70 millones de habitantes y con inmensos recursos naturales, sobre todo, gas y petróleo, que se pueden extraer de las cuatro grandes subregiones: el Golfo Pérsico, AfPak (Afganistán y Paquistán), la región del Caspio y Oriente Medio. Las relaciones de Irán con la mayoría de sus países vecinos han sido estables durante los últimos dos siglos y aunque Saddam cometió un gran error al atacar a Irán, las relaciones entre Irán y los países árabes han sido satisfactorias. No se puede ignorar la influencia de la cultura y la lengua árabe en Irán, así como de la lengua persa. Debido a la historia común, las conexiones regionales y la proximidad geográfica, el hecho de que se produzca una separación entre los iraníes y los árabes de ambos lados del Golfo Pérsico resulta del todo imposible, pues la comunicación social sigue en aumento. Cada año, más de un millón de iraníes y árabes visitan los lugares religiosos ubicados en Arabia Saudí, Irak, Irán y Siria. En cuanto al aspecto económico, sin el mercado iraní los Emiratos Árabes Unidos no serían una economía internacional importante. La economía de las zonas de Asia Central y Afganistán experimentará un mejor desarrollo si mantiene vínculos económicos con Irán, así como con el Golfo Pérsico y Turquía, a través del territorio iraní. La ubicación estratégica de Irán, además de sus conexiones históricas y culturales con sus países vecinos, ha coadyuvado a incrementar su influencia en la región. El desarrollo social, económico, tecnológico y científico experimentado por Irán, en comparación con sus países vecinos, ha ayudado a ofrecer resistencia a las presiones impuestas. Todos estos factores son los causantes del fracaso de las sanciones y de los esfuerzos por aislar a Teherán. Las presiones impuestas por Estados Unidos y sus aliados contra Irán han incrementado el muro de desconfianza existente entre ambas dos partes. Junto al aumento de la presión ejercida por Washington y la Unión Europea contra Irán, la nación iraní se ha implicado en las políticas regionales en varias ocasiones: la oposición de Irán a la invasión de Afganistán por parte de la Unión Soviética y su apoyo a los movimientos de resistencia afgana que ayudaron a la caída de la Unión Soviética y al fin de la Guerra Fría; la oposición a la invasión de Kuwait por Irak y su apoyo a la liberación de Kuwait; la condena de los ataques del 9/11; el respaldo a la Alianza del Norte en Afganistán contra los talibán; la participación activa en la reconstrucción de Afganistán en la era postalibán; y la participación activa en la reconstrucción de Irak y su apoyo a la paz, la estabilidad y el desarrollo de la nación árabe. Son solo algunos ejemplos. LEED: A pesar de que Irán ha desempeñado un papel positivo, favoreciendo a los países transatlánticos, algunos de sus aliados en la región han jugado un papel negativo y han aumentado la presencia de Estados Unidos y la UE en la zona, especialmente en Irak y Afganistán. No obstante, Washington ha condenado a Irán, y el Gobierno de Bush, erróneamente, calificó a Irán de ser el "eje del mal". En resumen, en cuanto a los aspectos geográficos, económicos, políticos y culturales, Irán se encuentra en el centro de las cuatro regiones y subregiones estratégicas: Cáucaso, Asia Central, Afpak (Afganistán y Paquistán), y el Golfo Pérsico. Durante las últimas tres décadas, los países transatlánticos no han sido capaces de desempeñar un papel destacado en estas regiones, ni superar los problemas existentes. Al parecer, esta situación no cambiará en el futuro. Ignorar el papel de Irán y el hecho de que los países trasatlánticos lleven a cabo intervenciones unilaterales, son circunstancias que empeorarán la situación de la seguridad en la región. Entre los intereses comunes de Irán y Occidente (especialmente la UE, debido a su proximidad geográfica) figuran la paz, la estabilidad y el desarrollo de todas estas regiones. Aquellos que no están familiarizados con las realidades de la región, quieren aislar e imponer sanciones contra Irán; sin embargo, los que conocen las realidades existentes, son conscientes de que Irán representa el eje de la estabilidad entre muchas regiones inestables, por lo que su aislamiento es imposible e improductivo. Una visión hacia el futuro Los campos de cooperación que existen entre Irán, la UE y Estados Unidos superan en número a las diferencias. La estabilidad y el desarrollo en Afganistán, Paquistán, Irak, Asia Central, el Cáucaso y la península arábiga, han respaldado la existencia de una seguridad energética global; la seguridad de abastecimiento y tránsito de gas a la UE así como, los países asiáticos; la expansión de las relaciones económicas, circunstancia de la que se benefician la UE y los mercados de EE.UU; el control del terrorismo y el extremismo; la prevención del tráfico de drogas, etc. Éstos son algunos de los intereses comunes de las partes en conflicto. No es comprensible el hecho de por qué algunas personas, en vez de concentrarse en los intereses comunes, intentan crear pequeños problemas. Incluso el tema nuclear, no es una cuestión tan grave. La participación de la UE y Estados Unidos en el programa nuclear iraní es el mejor mecanismo que existe para fortalecer la confianza, así como la mejor garantía para asegurarse de cuál es la naturaleza del programa. Si comparamos las políticas de Irán en Irak y Afganistán con algunos países en la región que se consideran socios estratégicos y/o aliados de EE.UU y de los países de la EU, veremos que Washington y la OTAN se han beneficiado, considerablemente, de las contribuciones de Irán a las políticas de otras regiones. Por lo tanto, a fin de fortalecer la confianza mutua, es necesario elogiar el papel positivo desempeñado por Irán en la región. Aquellos que creen que se verán beneficiados con el debilitamiento y destrucción de las relaciones entre Irán y Estados Unidos y la EU, deberían tener lo dicho con anterioridad en consideración. Aquellos que insisten en llevar a cabo políticas aislacionistas, necesitan saber quién se beneficiará de estas políticas. Durante las últimas décadas, diferentes tendencias han tratado de influir en la política exterior de Irán. Algunas de estas tendencias son: asiáticas, europeístas, americanistas, aislacionistas, globalistas, además de los que apoyan a NAM. El cambio experimentado por la política exterior de Irán se ha producido por la existencia de diferentes tendencias en el país. Las presiones de EE.UU. y la UE han socavado la fe de aquellos que apoyan el mejoramiento de las relaciones entre Irán y Occidente. Por lo tanto, el número de los que están a favor de un acercamiento de posturas se reduce poco a poco. Estados Unidos y la UE pueden cerrar sus puertas a Irán, pero la llave que abre todas las puertas no está en sus manos. Muchas puertas han permanecido abiertas para Irán. La nueva generación de empresarios está familiarizada mucho más con Pekín y Shanghái que con Hamburgo y Londres. La próxima generación de intelectuales e ingenieros estará más acostumbrada a mantener relaciones con las universidades de La India, Rusia y Malasia que con las de Francia, Alemania y Estados Unidos. Las presiones impuestas por Estados Unidos y algunos países europeos han reducido la influencia occidental en la opinión pública iraní. La mayoría de la población no es ni pro-occidental, ni anti-occidental. Sin embargo, la constante propaganda contra Irán y la imposición de sanciones, así como el lanzamiento de guerras en la región, han provocado que Occidente pierda credibilidad entre el pueblo. Las políticas de doble rasero empleadas respecto a la democracia y los derechos humanos, han reducido la credibilidad en las mismas. La población iraní, como cualquier otra nación busca una vida mejor, pero ningún país extranjero puede jurar que haya estado velando por este bienestar. El apoyo brindado a Saddam durante la guerra de Irak contra Irán, el lanzamiento de guerras en Afganistán e Irak y la imposición de una serie de sanciones al programa nuclear de Irán, proyecto que cuenta con el apoyo de la gente, son acontecimientos que ponen en claro que en ningún momento se ha buscado un bienestar ni para el pueblo iraní ni para las naciones de la región. Además, diferentes grupos políticos, poco a poco, han ido llegando a un consenso respecto a las cuestiones que rodean a la política exterior, en el que la estabilidad, la solidaridad y la unidad nacional son las líneas rojas. La sociedad iraní no apoyará a aquél que tenga la intención de cruzarlas. Todos los grupos políticos se oponen a una intervención militar y la mayoría de ellos no está de acuerdo con la imposición de sanciones. Irán goza de un sistema pluralista de poder, en el que los distintos grupos políticos cuentan con bastantes bases sociales, políticas y económicas, como para seguir influenciando en la política. Por lo tanto, el apoyo a los cambios en la política iraní y/o la esperanza de que sucedan, no llevará a importantes cambios en la política interna e internacional de Irán. Es necesario reseñar que la mayoría de los temas que constituyen la política exterior de Irán son de carácter estratégico e internacional. Irán no puede cambiar sus posturas, sin antes observar qué cambios van a llevar a cabo el resto de países, en especial Estados Unidos. Sin embargo, Irán no ha limitado su flexibilidad de adaptación, como sí lo han hecho EE.UU. y la UE. La UE, al aprobar diferentes resoluciones ha limitado sus opciones. El hecho de que las últimas sanciones impuestas por Washington contra Irán hayan fracasado, demuestra que este proceso no funciona. Debido a los cambios que se están produciendo en el mundo, la región e Irán, el antiguo modelo de relacionarse entre Irán, la Unión Europea y Estados Unidos ya no funciona. La interdependencia entre la UE y Estados Unidos ha impedido que las relaciones entre la UE e Irán se desarrollen correctamente. Durante las últimas tres décadas, los hechos nos han demostrado que ninguna de las partes es capaz de poner en marcha un programa apropiado para desarrollar unas relaciones adecuadas. El establecimiento de unas relaciones que favorezca a ambas partes, así como el desarrollo de un programa común y eficaz, resultan del todo necesarios. *Nabi Sonboli es investigador en el Instituto de Estudios Políticos e Internacionales (IPIS). Dicha entidad fue fundada en 1983, en Teherán, a fin de constituirse en uno de los primeros grupos de reflexión o grupos de expertos en Irán, tras la Revolución Islámica de 1979. En la actualidad, representa al IPIS en Berlín, donde trabaja en el campo de la cooperación científica. | ||
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